viernes, 27 de abril de 2007

VACACIONES... ¡AL FIN!

En enero no nos tomamos vacaciones porque es carísimo y decidimos trasladarlas a febrero. En febrero, pensamos que sería mejor tomarlas en marzo, pero como después de Semana Santa todo es más barato y las rutas están "vacías" de esos peligrosos conductores que salen con sus vehículos a hacer ruta precisamente allí, decidimos esperar un poco más e iniciar nuestras vacaciones a Abril. Nunca pensamos que tendríamos, la mayor parte de los días, la misma temperatura que en febrero...
En su momento, pensamos pasar nuestras vacaciones más o menos como todo el mundo: alquilar una propiedad en un balneario y tirarnos panza arriba a descansar, a leer.... Luego se nos ocurrió: ¿qué tal si damos la vuelta al Uruguay? La idea nos pareció bastante buena y empezamos a planficar la gira, que en principio, fue pensada para hacer en 9 días.
Al ver que la agenda era muy apretada, la estiramos a 11 días, saliendo el jueves 12 de abril y regresando el domingo 22.



Durante más de un mes preparamos el viaje, bajando información de internet, calculando distancias, costos de hospedaje, alimentación, combustible, etc. Al regreso, puedo decir que lo gastado vs. lo presupuestado, coincidió más ajustadamente que en cualquier otro proyecto que haya hecho... E hice unos cuantos.
De Internet también bajamos mapas, hojas de ruta, fotos, etc. Con toda esa información, armamos una carpeta de unas 60 páginas, que seguimos casi al pie de la letra durante todo el viaje, aunque con la flexibilidad suficiente para entrar en pueblos que no habíamos planeado visitar, como Constitución, Belén, etc.
Como en todo viaje donde uno se toma el trabajo de prever hasta el último detalle, hoy no podríamos afirmar que fue más divertido: si la preparación previa, el viaje en sí, o el regreso, con todas las vivencias, fotos y anécdotas que trajimos para compartir con Uds....
La introducción está hecha. Poco a poco iremos publicando nuestros comentarios acerca del viaje en sí, las fotos que sacamos, y algunas recomendaciones para los aventureros que pretendan seguir nuestros pasos.
¡Hasta pronto!
Magdalena y Álvaro

PRIMERA ETAPA EL HOTEL DE CONCHILLAS (1911)

PUERTO DE CONCHILLAS

TÍPICA CASA DE CONCHILLAS

LOS TIEMPOS CAMBIAN...

DOS BELLÍSIMOS PAGOS: CONCHILLAS Y CARMELO

En la primera etapa del viaje, nos tocó un día muy lindo. Salimos de Montevideo alrededor de las 11 de la mañana. Apenas pasamos el Santa Lucía, sonó el celular de Magdalena. No voy a decir quien era, pero fue la misma persona que durante todas las vacaciones, llamó de tres a cuatro veces por día por temas de trabajo a Magdalena. Hermosas vacaciones...
En esta oportunidad, Magdalena se distrajo y casi se va a la banquina... Solucionado el trance, seguimos, y antes de entrar por la ruta que conduce a Tarariras, compramos un delicioso y enorme trozo de queso en una de esas granjas tan características de la Ruta 1. Luego e pasar Tarariras, paramos a almorzar abajo de una palmera. Nos comimos parte de una pizza muy rica hecha por Alba, y unas cocas. De postre un brownie. Y seguimos hasta Conchillas.
¿Qué decir de este hermoso pueblito coloniense? Primero: ¡qué buen gusto tenían los ingleses! Aunque se tratara de casas sencillas, el buen gusto es el distintivo del pueblo, totalmente distinto a otros parajes, pueblos, villas y ciudades del Uruguay. ¡Parece que uno estuviera en otro país! ¿Por qué no aprendemos un poco de ellos y empezamos a regular de alguna manera la horrorosa mezcla de estilos arquitectónicos que hay en muchas ciudades de nuestra patria? En fin, si fuera por mí, muchos arquitectos estarían presos por atentado a la estética...
Pero Conchillas es divino. Y sus pobladores lo mantienen divino. No tengo idea de si logran mantenerlo así con apoyo de la Intentencia o con el esfuerzo propio. Pero es admirable. Esperemos que si Ence se instala en el lugar, lo conserve como está, y si es posible, que lo mejore, si hay algo para mejorar.
No puedo terminar este capítulo sin hacer referencia a las bellezas del Puerto de Conchillas, donde bajamos y sacamos fotos muy apurados, en medio de una nube de mosquitos. Que no empañaron en nada la belleza del paisaje ni el buen momento que pasamos allí.
Un lugar para volver seguido. Sin duda. Pero es necesario que con urgencia, alguien recicle el hotel. ¿No habrá algún inversor por ahí con ganas de hacer mucha plata?
Salimos de Conchillas rumbo a Carmelo, y antes de llegar, entramos por el camino que lleva a la Calera de las Huerfanas. Un lugar divino, e infestado de mosquitos. Hay que decir que esto no siempre ocurre. La invasión de mosquitos se dio en todo el país al mismo tiempo, con lo cual no se asusten, que no es un problema del lugar. Nos hubiera gustado estar más tiempo, pero como es lógico, ante tales condiciones ambientales, por llamarle de alguna forma, sacamos algunas fotos a lo loco y salimos disparando.
Finalmente llegamos a Carmelo. El día estaba precioso y todavía era temprano (aproximadamente las 4 de la tarde). Habíamos reservado un hotel que según nos dijeron, quedaba sobre la Rambla, y tenía vista a la Rambla. No voy a decir el nombre del hotel, pero quedaba en una esquina cercana a la Rambla y la vista a la Rambla era más o menos como la vista la costa que tenían los presos cuando el Shopping de Punta Carretas era una cárcel.
O sea que si van Carmelo, vayan a otro hotel que no sea el... ejem... el que dicen que tiene vista a la Rambla... Porque además, las camas eran angostas -al menos para nosotros, que no somos muy angostos que digamos- y el "desayuno buffet" constaba de café con leche, dos tostadas y dos croissants que se podían comer... con un poco de hambre, claro.
De todos modos, la pasamos muy bien en Carmelo. Visitamos el templo histórico del Carmen (conocido en el lugar como "el Santuario", que nos resultó maravilloso, por un lado por la amabilidad del señor que nos guió por el museo, y por las curiosidades que el museo encierra. Vale la pena.
Cenamos unos chivitos en un boliche muy bueno que hay en la calle principal, y luego nos comimos dos helados enormes por 20 pesos (los dos) enfrente a una de las plazas. Una bicoca.

EN LA CALERA DE LAS HUÉRFANAS

PUENTE GIRATORIO DE CARMELO

LA FAMOSA RAMBLA DE CARMELO

SANTUARIO DEL CARMEN

SEGUNDA ETAPA CAPILLA DE SAN ROQUE

PUENTE DE CASTELLS

ESTANCIA NARBONA: ENTRE LOS PASTOS TIRADA...

MOLINO DE CASTELLS

NUEVA PALMIRA, DOLORES Y FRAY BENTOS: PROTAGONISTAS DEL DESPEGUE AGROPECUARIO

Al día siguiente (2º etapa de nuestro periplo) fuimos a la Casa de la Cultura o Casa de Ignacio Barreiro, héroe local de Carmelo, pero como no nos dieron ni bolilla, nos fuimos a pasear por la Rambla y a sacar algunas fotos antes de partir hacia Nueva Palmira.
A poco de salir, entramos a visitar la Capilla San Roque, en excelente estado de conservación. No pudimos entrar, pero si por dentro está igual que por fuera, es una reliquia nacional digna de mayor fama. Una verdadera belleza.
A poco de salir de allí, entramos nuevamente hacia el Norte por el camino que conduce hacia la famosa Estancia Narbona. Seguimos de largo porque apenas se ve el cartel que, colgado del alambrado, indica el lugar y los días y horarios de visita. Era viernes y estaba cerrado. Pero igual me metí, confiando en que los perros estaban atados. Me atendió una señora sumamente amable y bien dispuesta, que al principio estaba bastante desconfiada porque al parecer, hemos vuelto a los niveles de seguridad de la época de la conquista, cuando indios y matreros asolaban los campos de la Banda Oriental. "Sensación térmica", que le dicen... Por eso las paredes de la Estancia de Don Narbona, tenían entre un metro y medio y dos de ancho. Hoy, además, se precisarían mejores rejas y unas buenas alarmas para frenar el bandidaje que pulula en la zona.
A decir verdad, se me cayó el alma al piso cuando vi que el estado de conservación de este histórico casco de estancia, es diametralmente opuesto al de la Capilla San Roque; y me apresuro a decir que la culpa no parecen tenerla los caseros: simplemente, hace falta invertir unos buenos pesos en restauración y refacciones, si no queremos en que en pocos años, esta construcción -que si hablara, tendría mucho para contar- se caiga a pedazos y, sepultada por un manto de tierra y plantas, quede olvidada para siempre. No estaría mal pedir la colaboración de ENCE, PEPSI COLA o alguna de las grandes empresas localizadas en Zona Franca de Colonia y/o Nueva Palmira, para restaurar esta maravillosa reliquia. ¡A ver si le sacamos el jugo a la inversión extranjera!
Salimos de Narbona, pero no sin pedirle a la Sra. María Julia Casanova -casera del lugar- que para la próxima, nos haga una planta de la hermosísima "rosa china" que tiene en su jardín. El compromiso quedó sellado a la antigua, con un cálido apretón de manos.
Seguimos por la bellísima ruta bordeada de árboles y "countrys" de altísimo nivel. Paramos en el puente Castells, sobre el arroyo Víboras, a sacar algunas fotos. Otra reliquia... Antes de llegar a Nueva Palmira, nos metimos en Punta Gorda, un hermoso lugar, cruza de balneario ribereño con pueblo de pescadores. La paz y la tranquilida del lugar, invitaban a no seguir la travesía. Pero bueno... ¡Volveremos, dijo Mac Athur! No hago más comentarios, no sea que cuando vuelva aumenten los alquileres... Finalmente llegamos a Nueva Palmira. Luego de sacar algunas fotos al puerto, la Zona Franca, los silos, los camiones, la rambla y el muelle, cuando nos aprestabamos a almorzar, pensé... "es mediodía, que tarde se hizo... pensar que hoy todavía no tomé mate... uyyyyyyyyyyyyy! ¡¡¡Si me olvidé del mate en Carmelo!!!
Vuelta pa´atrás por la hermosa ruta bordeada de arboles y "countrys". Vuelta pa´adelante, parando un minuto en el Puente de Castells, para sacar fotos del Molino del mismo nombre, que no había ubicado en la primera pasada. Todo tiene un por qué.
Almorzamos en el muelle de Nueva Palmira, y seguimos hacia Dolores, donde tuve un accidente odontológico de poca monta, pero que me dejó por el resto del viaje, con una sensación de vacío en la mandíbula superior...
Luego de visitar la hermosa Iglesia y sacar algunas fotos, rumbeamos hacia Fray Bentos, pasando por el borde de la ciudad de Mercedes, en la cual no nos detuvimos.
Llegamos a la capital de Río Negro y de ahí nos fuimos directo a Las Cañas a dejar el equipaje. Las cabañas municipales, son muy recomendables. Habitaciones, baños y atención del personal, tremendamente superior a aquel hotel de Carmelo que según nos dijeron, tenía vista a la Rambla... Por si esto fuera poco, el precio fue bastante menor...
Sin siesta de Magdalena, nos fuimos de nuevo a Fray Bentos. Navegando en Internet, encontré bastante material sobre el Frigorífico Anglo, y allí nos dirigimos. Tenía la ilusión de volver a visitar unos 20 años después de que lo visitara durante una gira parecida que hice cuando estaba en Facultad. El material del que disponía, describía bastante bien el frigorífico, el museo que hoy se encuentra allí, y el famoso barrio inglés, típico "company town" de aquellos que construían los ingleses allí donde se instalaban. Cuando pasé por Conchillas, pensé que iba a encontrar algo parecido en torno al Anglo. Bueno, nada que ver. Les aviso por las dudas, para que no se claven. Porque mientras el Frigorífico está muy bien mantenido y siguen las obras de restauración, del entorno se salvaron solo algunas construcciones. Una de ellas, una excuela pública que está en perfecto estado. Pero el "barrio inglés", salvo raras excepciones, se ha transformado en un asentamiento. No exagero. Un cartel de la Intendencia (creo) decía que allí hay se esta desarrollando un programa regularización de asentamientos o algo así...
Otra vez sugiero, como en el caso de la Estancia Narbona, que se le pida a BOTNIA en ese caso, colaboración para recuperar este pedazo de historia de Fray Bentos. Si están invirtiendo, como dicen, mil millones de dólares en la planta de celulosa, bien podrían invertir uno o dos millones en transfomar el antiguo barrio inglés, en hermosas viviendas para sus empleados.
La cuestión es que después del fiasco que me llevé con el "barrio inglés" y de alguna discusión que tuvimos porque yo quería visitarlo y Magdalena no, nos largamos hasta las instalaciones de Botnia, pero no llegamos muy cerca por temor a que se nos acabara la nafta. Volvimos, cargamos nafta, sacamos algunas fotos y me fui a Misa. Pero no había, porque el cura estaba en Montevideo. Así que compramos unas tazas enlozadas para el café, y nos volvimos a Las Cañas. Siesta de Magdalena, cena, y de nuevo a la cucha.

MUELLE DE NUEVA PALMIRA

GRÚAS DEL ANGLO

EL ANGLO

PLAZA DE FRAY BENTOS

BOTNIA: EN EL CENTRO DEL DEBATE ECOLÓGICO

TERCERA ETAPA LAS CAÑAS

MUELLE EN COLONIA SAN JAVIER

CATEDRAL DE PAYSANDÚ DESPUÉS DE LA CAÍDA (2 DE ENERO DE 1864)

LA CATEDRAL EN LA ACTUALIDAD

MONUMENTO AL GRAL. LEANDRO GÓMEZ

DE LA TIERRA DE LOS "BOTNIOS" A LAS TERMAS DEL DAYMAN, PASANDO POR LA "HEROICA"

Al día siguiente (3º etapa del viaje) nos levantamos con un día espléndido. Fuimos a ver si podíamos desayunar en el restoran donde cenamos la noche anterior, a tiro de piedra del motel, pero estaba cerrado. Entonces cargamos todo y nos fuimos a Fray Bentos, un bolichito muy lindo frente a la plaza principal, que el día anterior estaba lleno de "botnios". Por suerte, no sólo servían cerveza. Nos tomamos un rico café con leche con unos bollitos y salimos hacia Paysandú. Apenas enganchamos la ruta 21 se empezó a poner feo el día y garuó un poco. Se veían muchos campos forestados, con cultivos de soja, y mucho movimiento de camiones y cosechadoras, que intentaban aprovechar la primera oportunidad para entrar a las chacras, ya que los días previos había llovido bastante.
Cuando quisimos acordar, pasamos por la primera de las dos entradas a la Colonia San Javier. Lo pensamos un poco, volvimos para atrás y entramos. Pensé que íbamos a ver, como otras veces, alguna rusita con su vestido típico. Pero no. Sólo nos cruzamos con un ruso rubio y de piel colorada, en un carro grande, de cuatro ruedas, típico de los habitantes de la colonia, tirado por dos caballos (nada que ver con los carritos que se ven en Montevideo).
Luego seguimos hacia Paysandú, adonde llegamos lloviendo. Vimos de afuera el Monumento a Perpetuidad (cementerio viejo) y luego fuimos recorriendo distintos lugares relacionados con la heroica Defensa de Paysandú. Pasamos por la Casa Amarilla, donde Magdalena descubrió la bala de cañón incrustada en una pared, por el Museo de la Casa de la Cultura, el Mausoleo de Leandro Gómez, etc...
Luego, como había hambre en el cuadro, paramos en Chajá y Magdalena compró unas milanesas al pan -¡estaban riquísimas!- y como no podía ser de otra manera, unos postres Chajá que guardamos para mejor ocasión. Del resto de la pizza de Alba, dimos cuenta en el muelle de Nueva Palmira... Creo recordar que comimos, además, unos pedazos del queso que compramos en Colonia, que ya empezaba a largar olorcito dentro de la heladerita...
Las milanesas las comimos en el Puerto, mirando hacia el puente Paysandú - Colón, que a lo lejos, parecía estar muy tranquilo. Al día siguiente nos enteramos que esa tarde, estuvo trancado el paso durante más de cuatro horas por los queridos hermanos argentinos (que gracias a Dios, no son todos iguales...: la mayoría no se parecen entre sí).
A la vuelta del almuerzo, en una de esas callecitas aledañas al puerto, vimos un espectáculo bastante inusitado, del que tomamos registro gráfico. Dos pibes, venían arreando unos caballos... en bicicleta. Ciertamente, hubiera sído aún más raro que unos pibes a caballo detrás de unas bicicletas. Pero no por eso dejó de ser simpática esta imagen.
Vimos dos o tres lugares históricos más de la época de la Defensa, pasamos por el Monumento a perpetuidad que ahora estaba abierto -jamás pensé, en mi vida, sacar tantas fotos dentro de un cementerio, pero creo que valió la pena-, y nos fuimos cantando bajito... Bajito lluvia...
Así llegamos a la Meseta de Artigas. Nublado, pero ya sin gotitas molestas. Al entrar tomé el volante, no recuerdo bien si porque a Magdalena le dolía un brazo o si porque tenía sueño. De esto último no cabe duda, pues ni bien trepamos el último tramo (el Celta, un lujito) quedó chanta dentro del auto. Yo, sin aburrirme, pero sin mucha cosa que hacer más que mi rato de oración diario, saqué un montón de fotos, tomé un café acompañado de un riquísimo Chajá, saqué otro montón de fotos, caminé, me senté, me paré, di vueltas, filmé, hasta que una hora después de haberse dormido, Magdalena se despertó. Cabe recordar que mientras estuvimos en la Meseta, llegaron hasta allí dos autos, uno gasolero, bastante ruidoso, y el otro silencioso, pero con gente ruidosa adentro. Magdalena ni se enteró...
Bajamos de la meseta y emprendimos el camino a las Termas del Daymán. Llegamos a un Apart Hotel, bajamos las valijas bajo agua (otra vez la lluvia), nos cambiamos y nos fuimos a Misa.
A la salida pasamos a visitar a Susana, vecina, amiga y comadre de toda la vida de mi tía Rosita. Nos recomendó un restorán para ir a cenar, pero cuando llegamos nos dijeron que faltaba media hora para que arrancaran. Fuimos a los carritos, pero estaban medio sucios -los lugares disponibles para sentarse- así que nos fuimos a Azabache, donde no recuerdo bien que comió Magdalena... pero si los deliciosos capelettis que cené yo.
A la salida nos encontramos con unos amigos muy pícaros que con cierta frecuencia van a Salto a pescar... Espero que ese fin de semana, la pesca haya sido... ¡milagrosa!
Ah... me olvidaba. Otra vez, a Magdalena no le gustó el hotel. Primero pasó horas tratando de conectarse a Internet. Revolvió cielo y tierra, hizo venir al dueño del hotel, etc., hasta que al final, como suele suceder cuando se le pone algo en la cabeza, lo logró. Quería cambiarse a una pieza más grande, y así quedamos. Pero cuando volimos de Salto tenía un poco de sueño y nos quedamos donde estábamos. Tan mal no estaba. Al lado de otros lugares donde yo he estado, era un palacio...

ENTRE MILANESA Y MILANESA...

MONUMENTO A PERPETUIDAD

ARTIGAS Y MAC CELTA

MIRANDO AL NORTE

CAMINO DE ACCESO A LA MESETA

UN CELTA EN LA MESETA DE ARTIGAS

CUARTA ETAPA PUEBLO CONSTITUCIÓN

OTRA... (MAGDALENA SE ENAMORÓ DE ESTE PUEBLO)

EN LAS TERMAS DEL ARAPEY

TERMAS RELAX...

Al mediodía de la cuarta etapa, luego de pasar por Pueblo Constitución a cargar nafta (donde el CELTA quedó con hermoso degradé color marrón en los flancos y en la parte trasera del barro que levantamos camino al pueblo), llegamos a las Termas del Arapey. Hacía muchos años que yo no iba, y para Magdalena era la primera vez. Fuimos a un hermoso complejo denominado Oasis Termal, hecho en sobre la base de los viejos moteles de la ONDA, totalmente reciclados. Nos atendieron de maravilla. Las cabañas son divinas, tienen todo lo necesario y son muy cómodas. Demás está decir que bajar bolsos y valijas y cambiarnos para meternos en las piscinas del complejo, fue todo uno. Magdalena fue a comprar pan, fiambre y alguna bebida para el almuerzo antes, pero ni bien volvió, se metió en el agua...
Antes del almuerzo, nos pegamos unos buenos baños en el hidromasaje que había en el baño de la cabaña. Después del almuerzo, mientras Magdalena dormía una siestita, aproveché a pegarme una vuelta por todas las piscinas de las Termas. Así, pasé por una que a mi se me antojó "nueva" (creo que no estaba la última vez que fui) muy próxima al complejo, luego fui a la vieja y querida piscna del tobogán (no me tiré porque no quería gastar el short, que es lo que tienen los toboganes...), una piscina cerrada llena de plantas, y otra que me pareció la más nueva de todo el complejo, atrás de todo, con unos chorros espectaculares para la cintura, etc.
A la vuelta del periplo, me encontré con que Magdalena se había despertado, gracias a una llamada telefónica de la mamá de mi ahijado. Y estaba medio nerviosa porque no sabía donde me había metido. Como si uno pudiera distraerse en algo diferente a las piscinas en las Termas del Arapey...
La cuestión es que nos metimos de nuevo en el agua y estuvimos charlando largo rato con una chica argentina, muy macanuda y muy enojada porque el día anterior le trancaron el puente durante cuatro horas cuando venía a disfrutar de un fin de semana en Arapey... También participó de la conversación un chico que trabaja en el complejo, de origen argentino, que se encarga al parecer, de armar juegos y entretenimientos para los turistas y sus hijos. Nos pareció un gran tipo.
Cuando la chica se fue (su marido estaba mirando el clásico Boca - River siendo ella de Boca y el de River), nos fuimos a recorrer las piscinas. A la vuelta, otro bañito en el hidromasaje y quedamos prontos para la cena.
Es muy bueno el parador. Creo que cené una suprema de pollo, distinta a lo que esperaba, pero muy rica. Creo que fue ahí donde Magdalena pidió una brochette... El mozo, cuando la trajo, se ofreció a sacarla del pincho... Magdalena le dijo que no, y el resultado fue que pasó toda la noche luchando para sacar uno a uno los ingredientes del complicado pincho.
Temprano nos fuimos a la cama -el agua cansa-, a ver una peli en el cable con el aire acondicionado prendido, porque hacia un poco de calor. Un lujo.

OASIS TERMAL

MÁS OASIS...

OASIS CON PALMERA Y TODO

QUINTA ETAPA PAZ EN BELÉN

EL MISMO MATUNGO, DESDE OTRO ÁNGULO

LA PLAZA DE BELEN

BELLA UNIÓN: ENTRE CAÑAVERALES E INVERNÁCUOS

DE LAS TERMAS A ARTIGAS

Salimos de las Termas con un día hermoso... y caluroso. El Norte siempre tiene algún que otro grado más... Enfilamos hacia Bella Unión (Magdalena no quería ir porque se la imaginaba llena de tupamaros), pero antes, decidimos entrar por Pueblo Belén. Yo lo recordaba de mis días del MGAP, como un pueblito sencillo, de casitas humildes -más o menos como Constitución-, pero muy prolijo y con sus pequeños jardines llenos de flores muy bien cuidadas. La plaza del pueblo, hasta parecía lustrada. Una belleza y un motivo de alegría ver como estos pueblitos apartados cuidan lo que tienen para mostrarle al viajero. A mi personalmente, me gusta más Belén que Constitución. Otra discrepancia más con mi señora esposa... (ojalá todas fueran de este tenor!)
Y al fin, luego de atravesar hectáreas y hectáreas de caña de azúcar subsidiada (desde que asumió el gobierno frentemplista los uruguayos y uruguayas estamos obligados a pagar el doble por cada kg. de azúcar que usamos en las tortas cuando queremos festejar algo...), llegamos a Bella Unión.
En fin. La cuestión es que ni bien entramos al pueblo, le dije a Magdalena que fuera hasta una oficina pública donde al menos hasta que tuve noticias de él, trabajaba un buen amigo. Estaba tanteando la puerta (parecía cerrado) cuando llega un hombre en una moto, con riguroso casco. Me acerco y le pregunto si el Sr. Fulano (mi amigo) todavía trabaja allí... Casi sufro un infarto cuando la voz detrás del casco me dice "A ese delincuente lo echaron hace años por corrupto"... Me volvió el alma al cuerpo cuando el hombre se sacó el casco y... ¡¡¡vi que era mi amigo, el Sr. Fulano en persona!!!
Nos hizo pasar a su oficina y disfrutamos durante una media hora, de un maravilloso aire acondicionado que ya me hubiera gustado instalar en el auto cuando nos fuimos. Nos contó un poco como estaba la cosa en Bella Unión, y como es natural, salió el tema político, el tema de la caña y los cañeros, los sindicalistas, etc. De acuerdo con lo que nos contó mi amigo, no se puede decir que el lema de los cañeros, pese a los subsidios, sea "festejen, cañeros, festejen". Al parecer, allí los únicos que festejan son los capos de los sindicatos tradicionales, que cobran entre 30 y 40.000 pesos uruguayos cada uno... En todo caso, el clamor del pueblo es: "festejen, líderes sindicales, festejen... mientras les dure". Porque los peludos de verdad están muy enojados, y la próxima, lo más probable es que la mayoría no les de el voto, porque se sienten traicionados. En la tierra de Sendic, el Frente Amplio está perdiendo terreno abierto, gracias a la desprolijidad de un sindicalismo totalmente corrompido. Aleluya. ¡Al fin se dan cuenta!
En fin... Luego de interiorizarnos un poco de los problemas políticos del Norte Uruguayo en Marcha Atrás, seguimos nuestras vacaciones. Entramos por Tomás Gomensoro rumbo a la Ruta 30, y luego de un par de horas atravesando arrozales primero y campos de basalto después, llegamos a Artigas, a eso de las cuatro de la tarde.
Después de estar en el Oasis Termal, y al no conocer el Hotel del Norte, donde habíamos reservado habitación en Artigas, temía que el caída de "nivel" hotelero fuera bastante pronunciada. Pero debo decir que lo único que puede envidiarle el hotel de Artigas al Oasis Termal, son las piscinas. Y nada más. La atención fue de primera y la pieza, un lujo. Televisión, sommier, aire acondicionado. De primera, al menos para nosotros, que pasamos la primera noche del viaje en aquel hotel de Carmelo que se suponía estaba junto a la Rambla...
Eso sí... Cuando llegamos, Magdalena le preguntó a la recepcionista que había para ver en Artigas, y como esta le dijo "nada" (probablemente muy acostumbrada a los sitios de interés de su ciudad), decidió ir a dormir la mona... Cosa que, dicho sea de paso, a mi querida mujercita no le cuesta mucho. Yo me vi una película en el cable, y cuando Magdalena se despertó, salimos de paseo, en busca de un tour que nos llevara a las minas de ágatas y amatistas al día siguiente.
Ibamos caminando por la famosa Avenida Lecueder, cuando de repente sentimos el trino de unos pájaros que nos dejó aturdidos... No quiero exagerar, pero debían ser unos 100 mirlos que estaban todos en un solo árbol. Me hicieron acordar a aquella vieja película de Hitchcock, "Los Pájaros". En mi vida había visto tanto pajarraco junto...
Ya cerca del puente que une Artigas con Quaraí, vimos una oficina de turismo que depende de la Intendencia de Artigas. Magdalena se bajó a buscar información y yo me quedé en el auto durante... una media hora. Me bajé temiendo que se hubiera ido de mi vida para siempre, pero la encontré charlamdo muy animada con los empleados de la oficina. Ya había concertado un paseo para el día siguiente... Y los dejó muy enojados con la empleada del hotel que nos dijo que en Artigas no habia "nada" para ver...
Cuando salimos de allí, entre a una panadería donde me atendieron de maravilla (si algo tiene la gente de Artigas, es una amabilidad incomparable) y empezamos a buscar un lugar para cenar. Magdalena le preguntó a una señora por un restaurant "bueno, bonito y barato" y nos recomendó ir a Don Pedro. Realmente excelente, y barato, para los precios a que estamos acostumbrados. Aquí debo decir que ni se comparan los precios del Litoral Oeste del Uruguay, con los del Litoral Este, mucho más barato...

RUMBO A ARTIGAS POR RUTA 30

CAPILLA DE LA FUNDACIÓN "LA MAGDALENA"

LLEGANDO A ARTIGAS

SEXTA ETAPA DESDE EL CERRO DE LA VIRGEN

LA PIEDRA PINTADA

RELOJ DONADO POR LA COMUNIDAD LIBANESA

JEFATURA DE POLICÍA

EL RELOJ Y SUS CAMPANAS

UN DÍA MUY BIEN APROVECHADO

Después de un sueño por demás reparador (gracias al comodísimo sommier del Hotel del Norte) desayunamos muy bien y nos reunimos con Washington "Chico" De Souza, nuestro guía turístico. De la oficina de turismo, nos fuimos al Santuario de la Virgen (un especie de ermita en lo alto de un cerro con una espectacular vista hacia los distintos "barrios" tabacaleros (el Pintado, la Guayuvira, etc.), y luego a la Piedra Pintada. Pude comprobar que los pequeños productores de la zona (principalmente tabacaleros) siguen siendo de los más prolijos del país. Las casas, los galpones y las estufas para secar el tabaco pueden ser muy humildes, pero es prácticamente imposible encontrar una sola chacra con herramientas, latas, alambres o bolsas tiradas por ahí. No. Se podría decir que todo está en perfecto orden.
En la Piedra Pintada (a unos 17 km. de Artigas por ruta 30 hacia Rivera), pudimos disfrutar de un paseo guiado por la reserva ecológica de fauna autóctona. Allí pudimos ver, entre otros simpáticos bichos, una puma más mansa que Manolo... El cuidador -cuyo nombre no recuerdo-, es un fenómeno. Qudamos de volver algún día.
De allí, regresamos a Artigas, donde gracias a los buenos oficios de Chico, pude visitar la maquinaria del más que centenario reloj de la Jefatura de Policía de Artigas. Magdalena no se animó a subir. El reloj, orgullo de la ciudad, es de origen francés; cada quince minutos hace sonar sus campanas en distintas combinaciones, según la hora. Toda una curiosidad.
De la Jefatura nos fuimos a visitar la Iglesia de San Eugenio, donde nos atendió maravillosamente una brasilera que es quien cuida el lugar. Luego fuimos a comprar algo fresco porque a esa altura estabamos muertos de calor y de sed. Por fuera, vimos el viejo Mercado Agrícola, hoy reciclado y transformado en un centro de venta de artesanías.
Volvimos al hotel, levantamos las valijas, dejamos a Chico, cargamos nafta y tomamos, otra vez por la 30, hacia Rivera. A los pocos kilómetros curzamos el Arroyo Catalán, con la promesa de volver algún día a las minas de ágatas y amatistas, que por falta de tiempo no tuvimos oportunidad de visitar.
Después de varios kilómetros, y de descagar las fotos en el laptop, llegamos finalmente a Masoller. Había pasado varias veces, pero nunca había bajado a visitar el monolito erigido en memoria de Aparicio. Como la emoción es algo que no se puede describir, a los blancos, les digo que lo visiten. Los que no son blancos, como suele suceder, no se molesten: nunca lo podrán entender...
Después de las fotos -más obligadas que nunca- seguimos rumbo a la Bajada de Pena, que cuando se la mira viniendo desde Tranqueras, es la Subida de Pena. Pero bueno, nosotros ibamos de bajada, así que nos van a disculpar si la llamamos de ese modo.
El paisaje, como siempre, una maravilla. Dicen que a las 5 o 6 de la tarde es más lindo aún... Pero nosotros no teníamos tiempo porque queríamos llegar con luz a Rivera. Así que, disfrutando de casa cerro, cada curva y cada valle, descendimos de Masoller a Tranqueras, sacando una foto atrás de otra. No me arrepiento.
Lo que me llamó la atención, fue el cambio operado en lo que alguna vez fue "Villa" Tranqueras. Hoy es flor de pueblo, pujante, gracias la influencia positiva de la forestación. Antiguamente Tranqueras era poco menos que un pueblito del "Far West", perdido en la sierra, cuya economía dependía casi exclusivamente de la actividad ganadera y del cultivo de sandías de algunos pequeños productores locales. Hoy está totalmente cambiado, con una muy buena avenida central, casas recicladas, etc. Todavía le falta, pero se nota el cambio.
A la salida del pueblo, atravesamos la "marcha" de los escolares... Eran las 5 de la tarde y un enjambre de túnicas blancas se nos vino encima. Al pasar por al lado del auto nos decían: "Pa, que mugre" (por el auto); "Ta todo sucio!!!", etc.
Finalmente, llegamos a la ruta 5 y enfilamos hacia Rivera. Sacamos algunas fotos de los campos forestados, pero las del día siguiente salieron mejor... Llegamos a la ciudad, invadida de brasileros por el cambio favorable. Los free shops, nunca estuvieron mejor.
Luego de un baño, me fui a Misa. A la vuelta, en vista de que no pude encontrar a mi buen amigo Gonzalo Quintero, salimos a cenar. Un heladito de postre y a la cucha, para salir al día siguiente, hacia Melo.

MAQUINARIA DEL RELOJ DE LA JEFATURA DE POLICÍA DE ARTIGAS

IGLESIA DE SAN EUGENIO

ANTIGUO MERCADO AGRÍCOLA DE ARTIGAS