viernes, 27 de abril de 2007

DOS BELLÍSIMOS PAGOS: CONCHILLAS Y CARMELO

En la primera etapa del viaje, nos tocó un día muy lindo. Salimos de Montevideo alrededor de las 11 de la mañana. Apenas pasamos el Santa Lucía, sonó el celular de Magdalena. No voy a decir quien era, pero fue la misma persona que durante todas las vacaciones, llamó de tres a cuatro veces por día por temas de trabajo a Magdalena. Hermosas vacaciones...
En esta oportunidad, Magdalena se distrajo y casi se va a la banquina... Solucionado el trance, seguimos, y antes de entrar por la ruta que conduce a Tarariras, compramos un delicioso y enorme trozo de queso en una de esas granjas tan características de la Ruta 1. Luego e pasar Tarariras, paramos a almorzar abajo de una palmera. Nos comimos parte de una pizza muy rica hecha por Alba, y unas cocas. De postre un brownie. Y seguimos hasta Conchillas.
¿Qué decir de este hermoso pueblito coloniense? Primero: ¡qué buen gusto tenían los ingleses! Aunque se tratara de casas sencillas, el buen gusto es el distintivo del pueblo, totalmente distinto a otros parajes, pueblos, villas y ciudades del Uruguay. ¡Parece que uno estuviera en otro país! ¿Por qué no aprendemos un poco de ellos y empezamos a regular de alguna manera la horrorosa mezcla de estilos arquitectónicos que hay en muchas ciudades de nuestra patria? En fin, si fuera por mí, muchos arquitectos estarían presos por atentado a la estética...
Pero Conchillas es divino. Y sus pobladores lo mantienen divino. No tengo idea de si logran mantenerlo así con apoyo de la Intentencia o con el esfuerzo propio. Pero es admirable. Esperemos que si Ence se instala en el lugar, lo conserve como está, y si es posible, que lo mejore, si hay algo para mejorar.
No puedo terminar este capítulo sin hacer referencia a las bellezas del Puerto de Conchillas, donde bajamos y sacamos fotos muy apurados, en medio de una nube de mosquitos. Que no empañaron en nada la belleza del paisaje ni el buen momento que pasamos allí.
Un lugar para volver seguido. Sin duda. Pero es necesario que con urgencia, alguien recicle el hotel. ¿No habrá algún inversor por ahí con ganas de hacer mucha plata?
Salimos de Conchillas rumbo a Carmelo, y antes de llegar, entramos por el camino que lleva a la Calera de las Huerfanas. Un lugar divino, e infestado de mosquitos. Hay que decir que esto no siempre ocurre. La invasión de mosquitos se dio en todo el país al mismo tiempo, con lo cual no se asusten, que no es un problema del lugar. Nos hubiera gustado estar más tiempo, pero como es lógico, ante tales condiciones ambientales, por llamarle de alguna forma, sacamos algunas fotos a lo loco y salimos disparando.
Finalmente llegamos a Carmelo. El día estaba precioso y todavía era temprano (aproximadamente las 4 de la tarde). Habíamos reservado un hotel que según nos dijeron, quedaba sobre la Rambla, y tenía vista a la Rambla. No voy a decir el nombre del hotel, pero quedaba en una esquina cercana a la Rambla y la vista a la Rambla era más o menos como la vista la costa que tenían los presos cuando el Shopping de Punta Carretas era una cárcel.
O sea que si van Carmelo, vayan a otro hotel que no sea el... ejem... el que dicen que tiene vista a la Rambla... Porque además, las camas eran angostas -al menos para nosotros, que no somos muy angostos que digamos- y el "desayuno buffet" constaba de café con leche, dos tostadas y dos croissants que se podían comer... con un poco de hambre, claro.
De todos modos, la pasamos muy bien en Carmelo. Visitamos el templo histórico del Carmen (conocido en el lugar como "el Santuario", que nos resultó maravilloso, por un lado por la amabilidad del señor que nos guió por el museo, y por las curiosidades que el museo encierra. Vale la pena.
Cenamos unos chivitos en un boliche muy bueno que hay en la calle principal, y luego nos comimos dos helados enormes por 20 pesos (los dos) enfrente a una de las plazas. Una bicoca.

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